Señor Polaino, un tema muy actual es el denominado “ideología de género”,
sobre él se habla sin entender muy bien de qué se trata. ¿Estamos ante un tema
social, o más bien, ante una corriente de pensamiento cuya finalidad es la
modificación del concepto tradicional familiar?
Bueno, estamos ante un tema de mucho calado, de mucha hondura…,
probablemente, ante una de las columnas vertebrales del cambio social en el
siglo XXI. Por tanto de moda nada, y el horizonte desde el que cabe analizarlo
es amplísimo. Se puede hacer una consideración un poquito “light” de la
ideología de género, o se puede entrar en los intríngulis de la teoría de
género como filosofía, y claro eso llevaría más tiempo. Es una de las
cuestiones que están previstas por la ingeniería social y avanzará
progresivamente, si no se le desenmascara y critica. Si la ideología de género
triunfara produciría un vuelco cultural que haría irreconocible a Occidente.
¿Puede responder, teniendo en cuenta a Engels, a un proceso de lucha de
clases, iniciado en 1884, y que en la actualidad decide considerar al sexo
femenino como susceptible de mano de obra, en vez de origen y garante de crianza
y educación familiar?
Para entender bien la ideología de género hay que irse al neomarxismo, y de
mano de las feministas. En el fondo es replicar a Engels, pero en una cuestión
antropológicamente más relevante que en el planteamiento inicial de Engels. El
neomarxismo que está cobijado en la ideología de género, a la que sostiene, es
mucho más radical, más disolvente del hombre, de la persona, que el marxismo
tradicional. ¿Por qué?, porque ahora no se habla de opresores y oprimidos, en
relación con la propiedad privada, el trabajo o los bienes de producción que,
entonces, era lo que provocaba la lucha de clases. Una vez que el “paraíso
marxista” no se ha alcanzado, y ha fracasado, el marxismo actual es mucho más
disolvente. Ahora no se trata de la propiedad que enajena a la persona, sino de
la familia. Es la “abolición de género” lo que se está pidiendo en este
momento, de manera que en una sociedad progresivamente democrática cada mujer
se niegue a ser madre, porque la maternidad estorba a su realización como
persona. Esto está relacionado también con la “autoconstrucción del hombre”,
con la “autoproducción de sí mismo”. Pero la idea de que cada uno sea su propio
arquitecto tiene escaso fundamento y, en la práctica, no es posible la
auto-producción de sí. La ideología de género distingue entre “género” y
“sexo”. La afirmación de que el “género” es cultural y el “sexo” es biológico,
y que lo que hay que hacer es cambiar sexo por género, de forma que cada cual
elija el “género” que quiera es otra de las metas que se propone el
“constructivismo social”. Es proponer que las personas se autoconstruyan
culturalmente en el género que desean, sin tener en cuenta ningún determinante
biológico o corporal. En mi opinión esta hipótesis es contraria a la realidad,
utópica y sin fundamento psicológico alguno.
Es decir, que se estaría configurando un nuevo ser…
Un nuevo ser que es artificialmente construido, y que va en contra del ser
originario. La ideología de género se está generalizando actualmente, tal vez
porque a pesar de su sinrazón dispone de un punto de verdad…
¿Cuál es?
El punto de verdad es que toda la cultura ha sido construida, diseñada y
llevada a cabo desde lo masculino. Y a la mujer se la ha desplazado a tareas
menos relevantes. Pero sobre ese punto de verdad, lo que se está exigiendo es
un cambio de mentalidad, un cambio en el mapa cognitivo de las representaciones
mentales de los ciudadanos -lo que llaman ustedes los periodistas “el
imaginario colectivo”-, y eso es totalmente distinto y muy poco practicable.
Hay un punto de verdad, pero bueno, la mujer ya se ha incorporado masivamente
al trabajo, y espero que también en los salarios haya igualdad. En lo que no va
a haber igualdad, porque es imposible, es en que el hombre y la mujer sean lo
mismo. O, como ahora se va a enseñar a los niños, que elijan el género que
quieren tener, porque la autoproducción de sí mismo es inviable, es imposible.
Hay también otra pequeña verdad: las personas cuando nacen no están hechas,
tienen que hacerse. Pero se hacen de acuerdo con las condiciones naturales que
han recibido –que no son modificables ni están sometidas a su voluntad-, con la
educación que reciben, con el esfuerzo que ponen en aprender y con el uso que
cada persona hace de su libertad. Esa es la parte de lo conquistado, en el
hacerse humano. Pero lo dado (lo natural que ha recibido) y lo conquistado (lo
que cada persona alcanza con su libre trayectoria biográfica) están siempre
articulados e integrados en la singularidad de la persona. Lo conquistado no puede
abolir, extinguir y disolver lo dado, porque lo conquistado parte de lo dado,
que es anterior y superior a lo conquistado. Lo conquistado sin lo dado carece
de fundamento. Nada se puede construir sobre el vacío. De aquí que tal intento
de autoconstrucción personal, además de imposible y utópico, sea radicalmente
frustrante para la persona que lo intenta .
Usted ha dicho que la ideología de género está calando socialmente, y que
la única arma para defenderse de ello es la capacidad crítica. ¿Qué le parece
la noticia sobre unos universitarios (a los que se supone esa capacidad
crítica) que van a celebrar próximamente el primer día del orgullo bisexual?,
¿estamos ante una generación perdida?
Considero que para llegar a un diagnóstico tan fuerte sería preciso matizar
mucho más. De acuerdo con el pluralismo cultural que hay ahora en nuestro país,
afortunadamente, hay que afirmar que hay universitarios que discrepan
críticamente de ello, aunque sean minoritarios. Por tanto, tengo algunas dudas
sobre ese diagnóstico maximalista. Sí se puede decir que un gran contingente de
la población universitaria no es crítico, no piensa, se deja conducir por las
modas. Son dependientes de sofismas tan erróneos como amplia es su circulación
social. Algunos sostienen que “si una persona opta por la bisexualidad, y eso
le produce placer y le hace feliz”, a ellos no les importa. El argumento que
están empleando es el siguiente: “No hacen daño a nadie, así es que habrá que
darles libertad”. Efectivamente. Pero el planteamiento es incorrecto, porque
una persona bisexual se hace daño a sí misma, y por esa vía no podrá ser feliz.
Además, a los demás sí les debe importar, aunque sólo sea por aquello del deber
humanitario de ayudarle a que no se haga daño a sí misma. Porque cuando una persona
se hace daño a sí misma, en su persona, nos está haciendo daño a todas las
personas, porque todos somos interdependientes. Cuando una persona sufre, en
gran parte todos sufrimos con él. Y esto no es por catolicismo oficial, sino
porque estamos así hechos, y así es nuestra condición humana. La condición
humana es naturalmente solidaria. Si vemos un accidente en el que a un perro le
atropella un camión, y lo vemos cómo mueve la patita izquierda y cómo está
muriéndose y no puede respirar, a cualquier persona que vea esa escena le
cambia el rostro. Se nota que se compadece y sufre. En eso consiste la
conmiseración, la compasión. Esa es una dimensión humana que está ahí. Por
tanto, yo creo que mucha gente que asista a esa “celebración”, probablemente no
sabe lo que está haciendo, y simplemente lo que le gusta y busca es otra cosa:
la movida, estar juntos, conocer gente, tomar unas copas y encontrarse con
otras personas. El motivo aparente de ese encuentro le importa muy poco, como
si fuera otro o lo contrario también asistiría. Otra cosa es que como tal hecho
constituye una parte importante de la siembra cultural que se pretende hacer.
Con la repetición de convocatorias como esta, llega un momento en el que las
personas sin formación no distinguen si hay error o no. Al final, el error va
penetrando y habitando en las cabezas de quienes no se han atrevido a pensar
por cuenta propia.
Volviendo a lo que antes comentaba sobre lo dado y lo conquistado, y
repasando a algunos autores, el Dr. Money habla de un experimento realizado con
gemelos, y luego refutado por el Dr. Diamond, en el cual encontró la
barbaridad, el desorden mental y afectivo que provocó ese experimento en uno de
los gemelos, cuando se intentó disociar el sexo del género. ¿Nos podría
comentar algo al respecto, si esta adulteración perversa nos pone en la pista
de que no hay que perder lo natural como punto de referencia?
Hay que considerar lo que es la libertad humana, porque ahí está la clave.
Cualquier persona realista sabe que la persona es libre, y de eso tenemos todos
experiencia empírica. Pero hay que saber que esa libertad está condicionada.
Primero, porque es una libertad encarnada. La libertad humana no es algo
abstracto, sino que se encarna en un cuerpo. Por tanto, si esa libertad está condicionada
por el cuerpo, además de por otros muchos factores (la cultura, los propios
límites que cada persona tiene, etc.) esa libertad no es absoluta ni puede
serlo. Intentar abolir el sexo y el género, o en una primera etapa sustituir
sexo por género -de acuerdo con un diseño en el que uno es el arquitecto de sí
mismo-, es hacer de la libertad un absoluto. Es decir, lo que es limitado no
puede contener lo ilimitable, y por tanto el planteamiento, de raíz, ya está
equivocado. Una persona no puede ser todo lo que se le pasa por la mente. La
fantasía, la imaginación y los deseos humanos son ilimitados en su número y,
sin embargo, qué pocos deseos humanos los tenemos ya satisfechos y en la mano.
Es decir, si se aceptara la utopía antropológica de que cada persona se
construye a sí misma en todos los órdenes, temáticos y de contenido, al final
se conduciría a esa persona a una gran frustración que acabaría en la
desesperación.
¿Cuándo aparece el término “gender” (que puede traducirse, aunque no con
mucha precisión, como “perspectiva de género)?
Es un término que aparece en el año 1995, y el contexto en el que aparece
es el Congreso de Pekín. Es un término muy apoyado por el feminismo radical.
Tiene antecedentes porque, lamentablemente, en muchas universidades americanas
los alumnos han de cursar una asignatura acerca del “género”, en cuyos manuales
se hace apología de la ideología de género. La ideología de género ha pasado a
ser la expresión sustitutiva de la condición sexual humana. En la actualidad no
quieren que se hable de masculinidad y femineidad, sino de género. Por eso ya
no se habla de violencia entre hombre y mujer, o violencia doméstica (que en el
fondo es lo que es), sino de violencia de género. Es decir, vamos cambiando el
lenguaje, y al cambiar el lenguaje vamos cambiando el significado. Esto se está
haciendo de una forma muy sutil y progresivamente acelerada. Con ello se está
cambiando a las personas el significado de las cosas, lo que las sitúa en un
“guetto”, en una burbuja totalmente diversa de aquella que estaban viviendo. Se
ha sembrado la confusión, y ahí es muy difícil orientarse. Sobre todo, si no se
dispone del necesario pensamiento crítico para hacer frente a estos errores de
acuerdo con una antropología realista que salga garante de la dignidad de la
persona.
Usted hablaba de una perífrasis de obligación en los manuales americanos…,
¿no viene a ser lo mismo que la tan traída y llevada asignatura, ahora
curricularmente impuesta, de Educación para la Ciudadanía?
Yo pienso que sí, lo que pasa es que esto mucho más lesivo que aquello. Al
fin y al cabo, un niño no tiene defensas, no puede tener espíritu crítico, no
dispone de capacidad de discernimiento acerca de lo que se le está planteando.
Por tanto, hay que augurar que los niños expuestos a esas enseñanzas pueden
estar expuestos a una situación de indefensión. Constituye un abuso, que
debería estar condenado, la manipulación del pensamiento infantil en
situaciones de indefensión. Especialmente en temas que atañen y hacen referencia
a su identidad personal, al núcleo duro de su persona singularísima.
¿Y nadie se opone a esto en el mundo académico?
Bueno, nadie no. Hay ya 50.000 objeciones de conciencia. La respuesta
social y ciudadana en este punto comienza a ser clamorosa. En una sociedad
progresivamente democrática, los gobernantes tienen que escuchar, no pueden
pasar página. Se ha promulgado una ley, pero no se ha tenido en cuenta la
opinión popular. Los gobiernos están continuamente haciendo catas sociales, a
través de encuestas y globos sonda, antes de tomar una determinación, y según
los datos de la encuesta, así cambian, modifican sus proyectos, buscan el
ajuste fino…, y así es como suelen gobernar. ¿A usted no le parece que 50.000
objeciones de conciencia sea un dato especialmente significativo? No quisiera
entrar en el tema jurídico, que es la otra vía, pero cabe preguntarse: ¿cómo se
va a resolver esto jurídicamente? ¿Es coherente el sistema jurídico de un país,
si respecto de lo mismo las sentencias son contradictorias? ¿Puede afectar esto
a la democracia? ¿Acaso se puede seguir avanzando en democracia si hay una
fractura del sistema jurídico? Con la cuestión de la EpC está puesto en juego
el núcleo duro del Estado de Derecho. ¿Se puede arriesgar tanto la democracia
que se deje sin protección alguna el núcleo jurídico, o que se le arrastre
hasta lo irreconocible por unas políticas determinadas? La propia democracia
puede estar en peligro. Eso sí que nos afectaría a todos.
En el fondo, intentar parar una sola asignatura (por terrible que sea, que
lo es), ¿no es intentar ponerle puertas al campo?, en el sentido de que si todo
va en la línea que hasta ahora, posiblemente dentro de algunas generaciones
toda la educación estará impregnada de los “valores” que están en esa
asignatura.
No, no creo que eso sea poner puertas al campo. De lo que se trata es de
hacer como ciudadanos todo cuanto entendemos que debe hacerse. Otra cosa es que
la gente se inhiba. Pero en ese caso, se están excluyendo de sus deberes como
ciudadanos. ¿Cuántos años se lleva diciendo en este país que estamos con una
crisis de valores? Y hasta ahora nadie ha resuelto ni la crisis ni el cambio de
valores. Es la crónica de una muerte anunciada. ¿Se le puede pedir a un
ciudadano que dedique su tiempo a cambiar todo el sistema? Pues ya se ve que
no, porque ni es experto, ni tiene poder, ni tiene los recursos necesarios, ni
es político. ¿Se le puede pedir a un ciudadano que en el núcleo íntimo, en lo
que afecta a la intimidad de su hijo, trate de defenderlo y luche contra lo que
considera puede hacerle daño? A mí me parece que esto es obligatorio. ¿Que con
eso no se ha resuelto el problema educativo? En absoluto. Solamente el fracaso
escolar de este país es alarmante, y como se descuide uno hasta en los medios
más públicos, a veces aparecen faltas de ortografía en el telediario. La RAE
puede ser muy flexible, pero realmente cuando se produce un deterioro del
lenguaje de esa magnitud, considero que sería correcto hablar de que se ha
iniciado un periodo de franca decadencia cultural. Esto es una bola de nieve.
Los padres tienen derecho a objetar contra esa materia. ¿Solucionan con ello
todo el sistema educativo? Ciertamente, no. Pero disponen de cierta libertad
para determinar a qué colegios llevan a sus hijos. Hay colegios que tienen
“cola” y otros no. A veces los propios padres no están de acuerdo con la línea
educativa del colegio, pero sí están apelando a lo que consideran dará más
seguridad y mejor formación a sus hijos. El sistema educativo va mal, pero los
padres hacen lo que pueden, especialmente en lo que afecta a sus hijos. Es
comprensible y razonable, por eso, que en relación a la EpC los padres que se
hayan movilizado.
La ideología de género hemos visto que no es transtemporal, ¿pero es
transcultural? Porque yo no me imagino a una tribu de Nueva Guinea, por
ejemplo…, ¿es más bien de Occidente?
Bueno, el núcleo duro está en Occidente, porque es donde ha surgido y donde
se ha promocionado. Pero estamos en un mundo sin fronteras, y la globalización
también tiene mucho que ver con la ideología de género. Hoy puede afirmarse que
lo que ocurre en Madrid se está replicando en Santiago de Chile o en Méjico
D.F.
O sea, esa idea que tenemos en España de que parte de la recuperación en
valores puede venir de Hispanoamérica, no es tan así…
Pues al paso que vamos, tal hipótesis es de difícil cumplimiento. Porque
allí imitan bastante bien y miran a España. Hay, además, una importante correa
de transmisión, sobre todo en las personas que leen la prensa española todos
los días en Internet. Si, por otra parte, los gobiernos mediáticos no sólo les
aconseja y orienta, sino que hace fotocopias de sus propuestas de ley para
facilitarles el engranaje a nivel de su cámara de diputados, pues el mundo se
convierte en una aldea. Otra cosa es África y Asia, pero bueno, todo llegará. A
ello hay que añadir uno de los fenómenos que no se han estudiado en España: la
aculturación de los inmigrantes. En mi opinión, hubiera hecho falta una
inversión económica muy fuerte en programas de integración, de aprendizaje de
nuestra cultura (respetando la de ellos…). Eso en España no se ha hecho. Basta,
por ejemplo, con viajar en el metro y observar como el lenguaje de los
inmigrantes latinos está cambiando radicalmente. En ellos, a pesar del acento,
la estructuración del lenguaje, los tópicos, los modos de decir son
absolutamente españoles. Eso significa que lo que ven lo imitan, sin apenas
darse cuenta de ello. Eso tiene un efecto positivo, y es que la adaptación a la
nueva cultura es más fácil, y otro efecto negativo, que si lo que copian es lo
que no deben copiar, pues…se equivocan. Si algunos de ellos ahorran y regresan
a sus países respectivos, naturalmente difundirán allí los valores que aquí han
aprendido.
El profesor De las Heras habla en su libro “La sociedad neurótica” de una
sociedad intersexual, y habla de, según los roles, una tipología curiosa que me
gustaría que usted nos confirmase. Habla del andrógino (alto-masculino,
alto-femenino), el masculino, el femenino, y el amorfo. ¿Esto es así?
Bueno, no he leído ese libro en concreto, y no puedo opinar, pero lo que me
está diciendo procede de viejas teorías que observan el misterio sexual humano,
en una etapa pre-mítica. No sé si se podrá reelaborar una tipología en que
puedan encajar las piezas del puzzle de lo que hoy sucede. Esa vieja teoría
puede que tenga más de 24 siglos. No estoy seguro de que se puedan hacer unas
celdillas en las que quepa una clasificación de lo que hay en la actualidad. Si
no se supera la teoría mítica –y es superable en la medida que se estudia y
analiza-, no se encontrará la verdad y la ciencia no progresará. Pasar del mito
al conocimiento de la realidad supone dar un salto de gigante, y eso es lo que
ha hecho avanzar la ciencia. Lo pre-constitutivo del conocimiento científico,
precisamente, es ir desvelando las capas que se han ido acumulando y
encubriendo el pensamiento mítico acerca de la realidad.
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