lunes, 27 de agosto de 2012

Adultos Hiperactivos (II)


 PROBLEMAS PRIMARIOS DE PERSONAS CON TDAH.

Las personas adultas con TDAH, tienen unos comportamientos típicos: atracción por el estímulo y su búsqueda, dificultad para activarse ante lo cotidiano, la procastinación (dejarlo para después), y abundantes atrasos y olvidos.

Listado de problemas primarios de un adulto con TDAH:

  • Baja persistencia en los esfuerzos. Por ello abandonan o cambian más frecuentemente de tareas o de trabajos, o de parejas
  • Problemas con el autocontrol y la regulación del comportamiento.
  • Desempeños en tareas, estudios y trabajos con mucha variabilidad.
  • Dificultades en la memoria de trabajo (working memory).
  • Dificultades en la regulación de las emociones.
  • Mal manejo y percepción del tiempo, con atrasos y demoras.
  • Baja autoestima.
  • Dificultades laborales.
  • Distracciones durante las relaciones sexuales, o con conductas impulsivas
  • Propensión (por su impulsividad) a sufrir accidentes, divorcios o ruinas.
  • Dificultad para resistir tentaciones.
  • Hperreacciones o hipersensibilidad.
  • Mentiras compulsivas por enmascarar un yo débil.

LA ATRACCIÓN POR LO ESTIMULANTE.

Los adultos con este trastorno se sienten atraídos por lo nuevo, que les resulta activante y motivador. Lo nuevo puede ser.

  • Nuevos trabajos.
  • Nuevas relaciones sociales.
  • Nuevas ventas o proyectos.
  • Nuevos looks.
  • Otra pareja, o relaciones extramatrimoniales.
  • Otra vivienda.
  • Otra actividad.

Cada adulto con TDA-H se siente activado por un área de riesgo, que tiene que conocer y controlar, de lo contrario puede acarrearle serios problemas de integración. Son áreas de búsqueda que pueden ir desde actividades de deporte de riesgo o relaciones poco recomendables o promiscuas. Son conductas que destruyen al sujeto que las busca y que hacen daño a los familiares que lo padecen. Si se cae en ellas se pueden dilapidar ahorros, o poner en peligro relaciones familiares y estabilidad laboral o personal.

Otra característica son los cambios constantes: de amigos, de lugares de ocio, de parejas, de estética, etc. Si estos cambios no perjudican, entonces pueden ser creativos y gratificantes, pero la mayoría de las ocasiones arrastran a la familia y entonces erosionan a otras personas que no necesitan esta activación.

AFECTACIÓN DEL TDAH EN LAS RELACIONES SOCIALES.

Más del 60% de los adultos con TDAH manifiestan déficits importantes que inciden directa y negativamente en el área de las relaciones sociales. Estos déficits son:

  1. Empobrecimiento en la comunicación con los otros. Ensimismamiento o verborrea: no escuchan con profundidad, sólo se limitan a exponer sus necesidades. Escuchan atentamente al otro cuando tiene alguna rareza que les atrapa la atención.
  2. Olvidos de cosas importantes para el prójimo; papeles, fechas importantes, encargos.
  3. Insuficiencia para regular las emociones: hiperreactividad con agresividad verbal, o hipersensibildiad, impaciencia o frustración cuando no consiguen lo que quieren o desean.
  4. Conductas invasivas. Meterse en la conversación de otros, o tomar objetos sin pedir permiso.
  5. Limitaciones de la autopercepción, del registro de sí mismos. Se van de foco respecto a los demás. Comen más rápido y luego se aburren y piden a los demás que terminen y acompasen sus tiempos.
  6. Déficit en el manejo del tiempo. Atrasos, demoras, olvidos de citas, falta de planificación entre tareas y tiempos. Tampoco prevén el cansancio en la realización de las tareas.

NO SE TRATA DE UNA CUESTIÓN DE VOLUNTAD.

Las personas que rodean a un TDAH  no comprenden que su comportamiento no es voluntario ni intencional, que no es una cuestión de falta de voluntad.

El sujeto afectado se siente profundamente lastimado y confundido, los síntomas afectan como una gota a gota, generando unas expectativas cerradas por ambas partes: de irresponsable y de fracasado. Se va mellando su responsabilidad, es inconsciente en sus compromisos, decide sin medir las consecuencias de sus actos, hiperreacciona, se altera con facilidad, no ejecuta las tareas hasta completarlas, busca satisfacciones inmediatas o se desorganiza en sus cosas.

Tienen el “sí” muy fácil. Con frecuencia no logran realizar aquello que han prometido y pueden provocar una situación de desencanto o sentirse defraudados ellos mismos. Habrá quien se aproveche de ellos. En esos casos la palabra “no”, tiene un efecto muy bueno.


IMPACTO DEL TDAH EN LA PAREJA.

Cuando uno de los miembros de la pareja está afectado por este trastorno, en apariencia los problemas pueden ser similares a los de una pareja “control” (o sea estándar). Sin embargo, esto no es así, puesto que la cronicidad de la sintomatología no incide en el vacío, sino en el centro de la emoción común.

Lo característico son enredos frecuentes por escasa organización y planificación, por los cambios y fluctuaciones, y por los excesos de dinero o de pulsiones y deseos (por ejemplo, eonómicos o sexuales).

La baja tolerancia a la frustración, la susceptibilidad, la distracción, el dejar de escuchar cuando le hablan, la rápida inundación emocional por detalles (a veces con agresividad), tomar decisiones sin pensar y sin medir las consecuencias posibles, desemboca en desilusiones, conflictos y percepciones por parte de los demás de irresponsabilidad, egoísmo, vaguería o incoherencia.

En cuanto a las relaciones sexuales, pueden verse teñidas de problemas, que pueden ir desde la desatención y el aburrimiento de lo conocido, al ataque veloz, sin mirar al otro. Sin cuidar los previos: caricias, abrazos, miradas.


LA BÚSQUEDA DE LO ESTIMULANTE.

Si se padece un TDAH es probable que se sienta aburrimiento, incomodidad ante el reposo y la rutina, y se precisan cambios, estímulos y atractivos constantes. Si la pareja, en cambio, desea estabilidad, equilibrio continuado y sosiego, con seguridad aparecerán tensiones y conflictos.

Pueden darse vínculos dolorosos y destructivos, en los que es frecuente las oscilaciones del estado de ánimo, son normas de convivencia. Pueden existir formas de violencia aún disimuladas o no conscientes.

Las consecuencias nocivas pueden causar angustia  y temor en el que no padece TDAH, quien puede encerrarse en sí mismo o huir. La persona con TDAH  suele culpabilizar o responsabilizar al otro por su conducta y no hacerse cargo de ella.

Para ampliar información sobre el TDAH en adultos, podéis ver 

lunes, 13 de agosto de 2012

Adultos Hiperactivos (I)

¿EXISTEN LOS ADULTOS HIPERACTIVOS?

El "mito" de que la hiperactividad adulta no existe es exactamente eso: un mito. La hiperactividad en adultos es una realidad clínica, que ha afectado y afecta negativamente a bastantes más personas de las que en principio supondríamos.

En la actualidad, alrededor de un 3% de población adulta sufre trastornos de déficit de atención (TDA) e impulsividad, y pueden presentar además hiperactividad. Las áreas más afectadas en sus vidas son las relaciones personales y los ámbitos laboral, vocacional o académico; de hecho, un auténtico TDA adulto tiene que tener afectado al menos estas dos áreas (relacional y laboral o similar). En conclusión: la existencia de la hiperactividad en adultos es irrefutable, y la afectación del TDA en las mujeres es más lastimosa y grave que en los varones, puesto que pasa más desapercibida, por los aspectos comórbidos.

SÍNTOMAS DEL TDAH EN ADULTOS

Los pacientes adultos con este trastorno relatan unas dificultades recurrentes durante años, dificultades que son consecuencia de los efectos negativos de los síntomas crónicos de su trastorno. Sin embargo, la mayor parte de los adultos que lo sufre desconocen el padecimiento de este trastorno, y han aceptado sus dificultades como originadas por su “amoralidad”, o por el contrario se rinden a ellas sin ninguna conciencia de estar afectados por nada, considerando que lo que les pasa es lo que le ocurre a toda persona “normal”. El desgaste y el deterioro son muy altos, puesto que sus sufrimientos y dificultades no son debidos a su ausencia de voluntad, sino a la imposibilidad de controlar sus sistemas ejecutivos.

En efecto, en los adultos con este trastorno (al igual que en los niños) existe una disfunción en las tareas ejecutivas, que son las que controlan, sincronizan y ponen en marcha tareas de atención, concentración y pensamiento previo a la actuación, además de regular lau activación emocional.

Los síntomas del TDAH  configuran una manera de ser, con una serie de características asociadas, siendo una de las más terribles la baja autoestima. El adulto con TDAH tienen un riesgo contrario al de la persona exitosa, en la cual cada logro refuerza el éxito y el autoconcepto. Para la persona que sufre el TDAH, cada fracaso va confirmando su “mal concepto de sí mismo”, su juicio de “yo no valgo nada”. Creencias y expectativas negativas sobre uno mismo funcionan como círculos viciosos,  operando al final casi automáticamente. Una conducta o una acción que “fracasa” redundan en un resultado insuficiente, tras el que entonces se siente mal, reaccionando con agresión. Cada vez que va a encarar una tarea está simultáneamente preparado para no poder enfrentarse a ella con éxito. Conclusión: se da internamente un no a sí mismo, y como resultado abandona la tarea.

A aquel niño que era hiperactivo, ahora le veremos con tamborileo de dedos, pequeñas sacudidas de pies, jugueteos silenciosos con objetos y teniendo la sensación de “tener un motor encendido por dentro”. También son signos habituales la sensación de inquietud o de excesiva energía, o comportamientos que parecen un poco acelerados (llevan la voz cantante, no esperan el turno en una conversación, se embarcan simultáneamente en varias tareas o proyectos) y en ciertos individuos también aparece cierta torpeza motriz.

EVOLUCIÓN DEL TDAH EN LA VIDA ADULTA.

En la edad adulta, si el trastorno no ha remitido totalmente, el grado de afectación de los pacientes se puede clasificar en cinco posibilidades sintomatológicas:

  1. El adulto no presenta mayores problemas, dado que durante su adolescencia la adaptabilidad le permitió aprender a  compensar los signos. El contexto ha contribuido favorablemente, quedando sólo unos rasgos de personalidad, en vez del cuadro sindrómico.
  2. Si bien el desorden ha disminuido, algunos aspectos o síntomas permanecen y le causan problemas.
  3. Continúa el síndrome completo, pero se manifiesta de maneras compatibles con el ser adulto.
  4. El desorden infantil ha predispuesto al adulto a un trastorno o varios trastornos, aumentando el riesgo de otras disfunciones en la adultez.
  5. El desorden infantil ha predispuesto al adulto a desplegar síntomas psiquiátricos.
El sufrimiento causado por el bajo desempeño escolar, los conflictos en las relaciones con los otros, las reprimendas y malas notas, han herido su autoestima y su identidad. Algunas de estas heridas quizá pudieron cicatrizarse, mientras que otras han dejado huellas dolorosas, o incluso siguen activas. A consecuencia de éstas, los adultos con TDAH sufren una serie de consecuencias en su vida diaria:

  • Sentirse constantemente inquietos
  • Dejar las tareas incompletas
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Actuar sin medir consecuencias, sin pensar
  • No seguir ninguna consigna
  • Movimientos pequeños y rápidos
  • Desorganización en tareas, actividades y objetos
  • Desgana ante tareas que exigen una tarea mental sostenida
  • Verborragia
  • Dificultad para posponer gratificaciones
  • Impaciencia, no pueden esperar turno
  • Aburrimiento fácil
  • Búsqueda con ansia de actividades y estímulos potentes
  • Olvidos y pérdidas constantes
  • Responder precipitadamente antes de escuchar con profundidad
  • Interrupciones o invasiones a los demás
  • Soñar despierto
  • En ocasiones, se hiperconcentran o hiperfocalizan
Para ampliar información sobre el TDAH en adultos, podéis ver 

miércoles, 8 de agosto de 2012

El Placer - "Preguntas a la Psicología" (5/7/12 en Libertad Digital TV)

El ser humano mantiene una relación compleja y ambivalente con el placer, a cuya búsqueda dedica una enorme cantidad de tiempo y de recursos. El placer es un motivador clave en nuestra vida, siendo esencial para aprender por qué debemos encontrar cosas gratificantes como la comida y la bebida, o por qué debemos practicar el sexo para poder sobrevivir como especie, y pasar nuestros genes de una generación a otra.



Sin embargo, como hacemos con otras fuerzas poderosas que nos pueden superar, hemos de aprender a “utilizar” el placer. Todas las culturas del mundo tienen muy definido lo qué es el placer, así como una serie de pautas para regularlo. Las religiones, los sistemas jurídicos y los educativos se dedican con ahínco a controlarlo: delimitan cómo, cuánto y qué se debe controlar en diversas actividades vinculadas con el placer, como el juego, el sexo, la comida, y las actividades de ocio.

Las ideas y prácticas relacionadas con el placer están muy relacionadas con la cultura. Existe una variedad de actividades, que no son precisamente vicios, y que activan los mismos circuitos que el placer más estridente o desviado: la solidaridad, el ejercicio o la meditación. Activan señales que convergen en un pequeño grupo de regiones cerebrales conectadas entre sí, que integran el llamado circuito meso-cortico-límbico. Este mismo circuito responde por igual a sustancias tales como la cocaína, la nicotina, la heroína y el alcohol. El hecho es que la evolución “nos ha cableado” para que sintamos placer con una multitud de experiencias.

Las zonas más controladas por los sistemas jurídicos, educativos o religiosos son las áreas genitales o vocales. Pero en realidad, la topografía del placer es otra, y su centro está en la región límbica. Es en ella donde los humanos disfrutamos y controlamos el placer. 

Las neuronas de estas zonas también tienen que librar otra batalla, la que nos enfrenta con la adicción, el lado oscuro del placer. La adicción está relacionada con cambios duraderos en las funciones eléctricas, morfológicas y bioquímicas de estas zonas. Estas son las razones por las que los adictos recaen o la irrefrenable abstinencia. Así pues, la memoria, el placer y la adicción están íntimamente relacionados. 

Pero la adicción no es la única fuerza responsable de los cambios que la experiencia provoca en los circuitos cerebrales del placer. La combinación del placer y el aprendizaje por asociación han creado un milagro cognitivo, pudiendo sentir placer por cosas completamente arbitrarias: los videojuegos, una telenovela, etc. Hasta una simple idea puede activar el sistema del placer.

“El Placer” fue el tema tratado el pasado jueves 5 de julio en nuestra sección 
"Preguntas a la Psicología" del programa "Es la Noche de César".