viernes, 29 de noviembre de 2013

Nuevas relaciones y comportamientos amorosos

Nuevas relaciones amorosas
Los nuevos tipos de relaciones y comportamientos amorosos o sexuales de nuestra época son el resultado de la evolución histórica de la pareja. A medida que el ser humano y su sociedad evolucionaban a lo largo del tiempo se ha ido construyendo una ontología del vínculo afectivo, pasando del puro vínculo reproductivo de las parejas más primitivas a los vínculos de pareja de tipo fuertemente social y económico (como los matrimonios de Moratín, por intereses). Siguieron posteriormente las parejas cuyo vínculo era fundamentalmente el idilio romántico y subjetivo, como en la época del Romanticismo (aquellas novelas de fuerte contenido del corazón), siendo el sentimiento de cada uno de los cónyuges la base de estas parejas.

Hoy en día las relaciones amorosas son, una vez más, diferentes. Ahora lo que se pide, busca y exige son las sensaciones únicas e intensas. Se persigue el estremecimiento mental, aunque para ello se tenga que acudir a la transgresión o la fantasía hecha realidad. La vía más efectiva, más estimulable para las sensaciones intensas es la visual; por ello se potencia la imagen en exceso, resaltando lo sexual evidente (y visual), frente a lo velado o sugerido.

Las parejas actuales basadas en lo sensorial suelen acoplarse rápidamente, pero su pervivencia es muy efímera, coincidiendo su final con el desvanecimiento de la intensidad de las sensaciones en la relación amorosa. Más que de una pareja, o de una relación, se trata de un pacto inconsciente entre dos personas: el de procurarse sensaciones placenteras de modo recíproco. Cuando ya no funcionan las sensaciones, la pareja se separa sin grandes problemas emocionales, pues no había tanta emoción como intercambio de sensaciones.

Los jóvenes, adolescentes y solteros de nuestra época perciben esta invitación de la sociedad a desear un torbellino de sensaciones impregnando todos los aspectos de su vida, desde lo íntimo o lo sexual hasta su estilo externo de vida,  explosivo, rápido y momentáneo. Para las parejas más asentadas, esta situación cultural y social actual constituye un problema, al sentirse envueltas por esta vorágine social de búsqueda de sensaciones, que les enfrenta a cómo permanecer con la persona elegida para perpetuarse en el tiempo y a la vez tratar de alcanzar las sensaciones de lo nuevo y cambiante.

Si unimos este tipo de nuevas relaciones amorosas con el aumento de las expectativas de vida, obtenemos una mayor cantidad de vínculos y parejas más allá del matrimonio único tradicional. Así, los sociólogos americanos han tipificado los diferentes matrimonios de nueva factura:

  • El matrimonio de arranque, con el que se prueba esta forma de relación y se comienzan las experiencias de pareja, siendo también el que aporta las primeras decepciones.
  • El “parentig marriage”, que es el matrimonio que aporta los hijos. Es el más duradero, hasta que los hijos han crecido.
  • El tercer matrimonio es el “self marriage”, centrado en uno mismo y en su autorrealización.
  • Si la vida de senectud es lo suficientemente larga y autónoma, se puede llegar al cuarto matrimonio: “connection marriage”, en el que se trata de compartir afinidad trascendente y ofrecer y recibir compañía.
Tanto o más que los tipos de matrimonio han cambiado las actitudes del hombre y la mujer en la pareja; en especial, quién es el que toma la iniciativa y quién marca hasta dónde se llega en el aspecto sexual de la relación. Tradicionalmente, han sido los hombres los que han querido ir más lejos en cuestión de sensaciones sexuales, intentando arrastrar a las mujeres en este terreno. Sin embargo, ahora son las mujeres las que toman la delantera y muestran su lado más salvaje, mostrándose agresivas en la vertiente más “animal” en cuanto a la sexualidad se refiere.

La mujer de hoy intenta implicar al hombre en una vida menos “cosificada” en el terreno sexual. La mujer tiene un imaginario común sobre el amante ideal, el cuál pasa de boca en boca o se escribe sobre ese imaginario colectivo. Inicia la búsqueda de este amante ideal cuando siente la rutina en la pareja: viajes, amantes, huidas, vacaciones, intensidad en el trabajo y con los compañeros. Así pues, la fantasía erótica masculina de una mujer salvaje que había que dominar se ha cambiado en muchas casos por la realidad de una mujer salvaje, donde impera la parte corporal sobre la emotiva, siendo la primera la relacionada con el deseo y la segunda la relacionada con el amor.

Finalmente, la "confusión" entre las generaciones a la hora de establecer relaciones amorosas es otro elemento importante en una sociedad que pone como prioridad las sensaciones. Hoy en día es más fácil ver mezclarse las generaciones, que mezclarse las clases sociales; de hecho, todos quieren ser eternamente jóvenes. El uso generalizado del ordenador por personas de todas las edades, la elección de la ropa con estéticas “atemporales” y el cuidado del aspecto (y disimulo de la cruda realidad cronológica) nos demuestran que la diferencia de edad es más fácil de superar que la diferencia de clases.

Para muestra de esta “confusión amorosa generacional”, basta observar dos de sus manifestaciones más frecuentes:

  • El “efecto Matusalén”, un hombre mayor que anhela la vitalidad con una mujer más joven. Otra variante: las mujeres que aportan su sabiduría y experiencia a hombres más jóvenes, hombres que ya no buscan su princesa, sino su “reina”, que les aporte seguridad y protección.
  • El “síndrome del hermafrodita psicológico”, donde se trata de saber combinar y proyectar sin conflictos ni estridencias lo masculino y femenino de cada uno. A nuestro alrededor observamos jóvenes efebos, depilados, muy cuidados pero sin ser gays. A la vez, encontramos chicas uniformadas, con cabeza rapada provocadora pero sin ser lesbianas.


viernes, 8 de noviembre de 2013

Memoria y atención - La Memoria de Trabajo (Working Memory)

Baddeley y Hitch - Memoria de Trabajo
Hitch y Baddeley, autores del modelo
de la Memoria de Trabajo
Como hemos explicado en nuestro anterior artículo “Cómo funciona la memoria humana”, el modelo estructural de la memoria explica el funcionamiento de ésta como tres almacenes (Memoria Sensorial, Memoria de Corto Plazo y de Largo Plazo) que van almacenando información, y pasándosela al siguiente. Este modelo caracteriza bien cómo se almacena la información en nuestra memoria, pero no explica cómo son los procesos que usan dicha información.

En consecuencia, el modelo de los almacenes de memoria evolucionó, buscando especialmente comprender los procesos que utilizaban la información almacenada en éstos. En particular, el papel de la Memoria de Corto Plazo (MCP), que en principio parecía ser un sistema relativamente simple y monolítico, fue ganando relevancia al desarrollarse nuevos estudios sobre su estructura y funcionamiento. Como resultado, los trabajos realizados por Alan Baddeley y Graham Hitch dieron lugar en 1974 al modelo de la Memoria de Trabajo (MT) o “Working Memory”, (ampliado en el 2000).

Este modelo postula que la MCP está realmente integrada por varios subsistemas que pueden trabajar de forma bastante independiente, aunque están coordinados entre sí. Así, los componentes de la Memoria de Trabajo son:
1.   El ejecutivo central, que gestiona a los otros tres subsistemas, y que rige importantes actividades  del ser humano relacionadas con la intencionalidad: es nuestro sistema de control de la atención, la inhibición o la selección de tareas. No es, por tanto, un sistema de almacenamiento, sino un sistema de control, a cuyas órdenes operan los otros tres sistemas “esclavos” de la MT. En el cerebro, reside en el cortex prefrontal.
2.  El lazo fonológico, que almacena información en forma verbal. Reside en el cortex prefrontal izquierdo, temporal anterior y parietal. A su vez  contiene dos subsistemas:
-  El bucle articulatorio: nuestro sistema de repetición verbal, gestión del tiempo, aprendizaje del habla y de la lectura, nuestra “voz interior”.
-  El almacén fonológico: sistema de almacenamiento basado en el habla, nuestro “oído interior”.
3.  La agenda visoespacial, que almacena información espacial y visual. Es nuestro “ojo interior”. Se ubica en el cortex prefrontal derecho, y en el cortex parietal y occipital.
4. El almacén o “buffer” episódico, que almacena de forma temporal información proveniente de los otros subsistemas de almacenamiento de la MT (lazo fonológico y agenda visoespacial), o bien directamente proveniente de la Memoria Sensorial. Almacena pues información de diversos tipos, agrupándola en “episodios” (un episodio es un conjunto de recuerdos sensoriales, temporales, espaciales y emocionales) y secuenciando dichos episodios (ordenándolos en el tiempo). El almacén episódico parece ser la base de nuestra autoconsciencia (self-awareness).

Además, la MT interacciona con la Memoria de Largo Plazo, de la que extrae información y en la que la almacena. Permite así combinar la información que nos llega del entorno con la almacenada de forma permanente, procesando la interacción de ambas.