Existen dos generaciones de usuarios de Internet,
muy bien delimitadas según su escenario vital y su momento de relacionarse con estas
tecnologías. De un lado, los más jóvenes, que ya han nacido y crecido dentro
del universo digital; son los llamados nativos
digitales. De otro, los mayores (por ejemplo, muchos de los padres de
aquellos jóvenes), que todavía tienen un perfil de dominio tecnológico bajo;
son los llamados inmigrantes digitales.
Ya muchos niños se conectan
a Internet antes de los 11 años, pero es a partir de esta edad cuando comienzan
a hacerlo regularmente, con propósito de estar integrados en la sociedad que les rodea a través de la red y
haciendo uso de las nuevas tecnologías. Sin conocer excesivamente los peligros
que ello entraña, se sumergen en el entorno más potente de Internet: las redes
sociales.
El objetivo primordial
de las redes sociales es conseguir una interacción
sencilla, rápida y con un acceso masivo a diferentes individuos. Son como
una gran plaza o foro donde se pueden compartir experiencias, emociones,
pensamientos, opiniones, fotografías y biografías. En estas redes se vuelcan emociones, proyectos, vivencias,
sufrimientos, anhelos y debilidades, que por lo inmediato y anónimo no
parece que vaya a tener ningún tipo de trascendencia, excepto la liberación de miedos o soledades. A
menudo son diarios personales, escritos y publicados en la gran plaza pública
que es Internet.
“Adicciones a
Internet” fue el tema tratado el pasado jueves 7 de febrero en nuestra sección
"Preguntas a la Psicología" del programa "Es la Noche de
César".
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