Encontramos la manipulación en todos los
ámbitos de nuestra vida, desde el individual al social. En todos ellos, la figura del manipulador
aparece siempre con una serie de rasgos
comunes, que se observan más claramente en los casos de manipulación
individual. Estos rasgos son:
- Gran habilidad y sutileza en sus artimañas. Muchas veces cuesta trabajo detectarlos e intuir sus verdaderas intenciones.
- Saben perfectamente lo que quieren, y a pesar de las resistencias, normalmente lo consiguen.
- Muchos manipuladores tienen adecuadas habilidades sociales: son personas divertidas, amables y extrovertidas. Son encantadoras; al menos, mientras están en el proceso de conseguir sus objetivos.
- Para el manipulador es importante que el otro actúe como él quiere. En caso contrario rehuye la cercanía, rechaza la amistad, o incluso se dedica a desprestigiar o perjudicar al sujeto que no ha respondido como esperaba.
Dentro de la manipulación individual, el chantaje emocional
es una forma de manipulación especialmente poderosa, en la que las personas
cercanas a nosotros nos amenazan, directa o indirectamente, si no hacemos
aquello que ellas quieren. Es un acto de clara violencia psicológica; de hecho,
el chantaje emocional funciona porque se instala la culpa en el individuo
manipulado, siendo muy alta la probabilidad de que éste ceda a la presión como
mecanismo de liberación de su propia tensión o sentimiento de culpa.
Una persona es
chantajista emocional por dos razones principales. En bastantes ocasiones,
se trata de personas inseguras e inmaduras en los afectos, con temor al rechazo
o miedo al abandono. En otras, la manipulación es simplemente utilitarista, para
conseguir sus objetivos mediante presión sobre los demás. En todos los casos,
aprovechan muy bien los “puntos flacos” de las personas, distintos por ejemplo
para hombres y mujeres: los masculinos son el ego, el poder, la necesidad de
reconocimiento y el sexo, mientras que los de la mujer son las nuevas
emociones, las experiencias y el aumento
de estatus o exclusividad.
Tanto a nivel individual como a nivel social o colectivo, la herramienta básica de manipulación es el
lenguaje. Los manipuladores son especialistas en el uso retorcido y
sibilino del lenguaje, como medio inefable de suscitar nuestras respuestas
emocionales dirigidas a alinearnos con sus deseos y actuar para que los
consigan. Este uso perverso del lenguaje, aunque menos elaborado que en la
manipulación a nivel social, se percibe también muy claramente en los casos de
manipulación individual y chantaje emocional. Seguro que a todos nos suenan
estas expresiones, típicas del chantajista emocional:
- Si te vas, me mato.
- Si te vas, nunca volverás a ver a los niños.
- Yo que siempre me sacrifico por todos, y mira el pago que me dais …
- No puedes hacerme esto, sabiendo lo mucho que te quiero.
- Tú te diviertes y yo fíjate, aquí, siempre al pie del cañón.
- Me haces falta; no sabría vivir sin ti.
- Lo hago solo por tu bien.
- Si te vas, te juro que cuando vuelvas no me encuentras.
- Sin mí, ¿qué harías?
- Nadie te podrá amar como yo.
- Así, con esa pinta, ¿quién se va a fijar en ti?.
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un saludo
Muy interesante
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