De la misma manera que hoy en día no se puede ser feo, ni tuerto, ni pobre, ni gordo, ni pequeño, en esta sociedad de los adelantos técnicos, de la hipercomunicación y de las relaciones frugales, tampoco se puede ser tartamudo.
Cuando vi "El Discurso del Rey", esa magnífica película protagonizada por Colin Firth y Geoffrey Rush, comprendí que la tartamudez está junto a nosotros, en la familia, entre los amigos, en el trabajo...Seguro que todos hemos conocido o conocemos a alguien que "se atasca", que "no arranca", que le cuesta hablar con la aparente fluidez con la que se supone que hablamos casi todos.
La película nos pone ante los ojos el caso de un rey inglés, Jorge VI, al que le faltaba una de las pocas virtudes que, al menos de forma pública, debe demostrar un monarca o alguien llamado a ejercer el poder: el don de la elocuencia. ¿Qué hacer cuando a uno le falta justo aquello que más anhela, que más necesita, o lo que es peor, que con más ahínco se le demanda?
El film nos da una lección a todos, no sólo en relación con este problema, sino en general con todo aquel problema que suponga un trauma para la persona; el valor de la amistad, de los sentimientos, de los valores humanos, de la comunicación interpersonal, de la afrontación del miedo con naturalidad.
El tartamudo huye de las situaciones en las que puede ponerse en evidencia su problema, por tanto estamos ante un asunto que afecta a la faceta social de la gente; por lo general, la tartamudez se reduce, y a veces incluso desaparece, cuando la persona se encuentra sola o en un entorno que le resulte de la máxima confianza.
Pero volvemos a la cuestión de los tiempos actuales: ¿cómo triunfar en sociedad, cómo ser la estrella en una fiesta, o el más encantador de los anfitriones, o el más atractivo seductor, o cómo ser, incluso, un ejecutivo de éxito o el líder de una organización poderosa cuando uno no es capaz de hilar cinco palabras seguidas en presencia de público?
Lo cierto es que, como decían nuestras abuelas, casi todo tiene arreglo menos la muerte. Y la tartamudez, debidamente tratada a través de los especialistas adecuados, también puede superarse en un porcentaje muy elevado de los casos.
En nuestro programa "Contamos Contigo" vamos a ver cómo puede conseguirse.
Este artículo fue el editorial de la emisión de "Contamos Contigo" el pasado 30 de abril. Ha sido elaborado por Rafael Nieto-Aliseda Causo, Director de "Contamos Contigo" y colaborador de nuestro blog.
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