viernes, 16 de mayo de 2014

La manipulación y el chantaje emocional

Encontramos la manipulación en todos los ámbitos de nuestra vida, desde el individual al social. En todos ellos, la figura del manipulador aparece siempre con una  serie de rasgos comunes, que se observan más claramente en los casos de manipulación individual. Estos rasgos son:
  • Gran habilidad y sutileza en sus artimañas. Muchas veces cuesta trabajo detectarlos e intuir sus verdaderas intenciones.
  • Saben perfectamente lo que quieren, y a pesar de las resistencias, normalmente lo consiguen.
  • Muchos manipuladores tienen adecuadas habilidades sociales: son personas divertidas, amables y extrovertidas. Son encantadoras; al menos, mientras están en el proceso de conseguir sus objetivos.
  • Para el manipulador es importante que el otro actúe como él quiere. En caso contrario rehuye la cercanía, rechaza la amistad, o incluso se dedica a desprestigiar o perjudicar al sujeto que no ha respondido como esperaba.

Manipulación y chantaje emocionalDentro de la manipulación individual, el chantaje emocional es una forma de manipulación especialmente poderosa, en la que las personas cercanas a nosotros nos amenazan, directa o indirectamente, si no hacemos aquello que ellas quieren. Es un acto de clara violencia psicológica; de hecho, el chantaje emocional funciona porque se instala la culpa en el individuo manipulado, siendo muy alta la probabilidad de que éste ceda a la presión como mecanismo de liberación de su propia tensión o sentimiento de culpa.

Una persona es chantajista emocional por dos razones principales. En bastantes ocasiones, se trata de personas inseguras e inmaduras en los afectos, con temor al rechazo o miedo al abandono. En otras, la manipulación es simplemente utilitarista, para conseguir sus objetivos mediante presión sobre los demás. En todos los casos, aprovechan muy bien los “puntos flacos” de las personas, distintos por ejemplo para hombres y mujeres: los masculinos son el ego, el poder, la necesidad de reconocimiento y el sexo, mientras que los de la mujer son las nuevas emociones,  las experiencias y el aumento de estatus o exclusividad.

Tanto a nivel individual como a nivel social o colectivo, la herramienta básica de manipulación es el lenguaje. Los manipuladores son especialistas en el uso retorcido y sibilino del lenguaje, como medio inefable de suscitar nuestras respuestas emocionales dirigidas a alinearnos con sus deseos y actuar para que los consigan. Este uso perverso del lenguaje, aunque menos elaborado que en la manipulación a nivel social, se percibe también muy claramente en los casos de manipulación individual y chantaje emocional. Seguro que a todos nos suenan estas expresiones, típicas del chantajista emocional:
  • Si te vas, me mato.
  • Si te vas, nunca volverás a ver a los niños.
  • Yo que siempre me sacrifico por todos, y mira el pago que me dais …
  • No puedes hacerme esto, sabiendo lo mucho que te quiero.
  • Tú te diviertes y yo fíjate, aquí, siempre al pie del cañón.
  • Me haces falta; no sabría vivir sin ti.
  • Lo hago solo por tu bien.
  • Si te vas, te juro que cuando vuelvas no me encuentras.
  • Sin mí,  ¿qué harías?
  • Nadie te podrá amar como yo.
  • Así, con esa pinta, ¿quién se va a fijar en ti?.
El chantaje emocional es una práctica de maltrato psicológico que denota inseguridad en quien lo practica y servidumbre en quien lo padece. El principal indicador de estar sufriendo un chantaje emocional en una relación es muy claro: los chantajistas complican extraordinariamente las relaciones y nunca se sienten satisfechos con lo que reciben; siempre quieren más. Otras señales de alarma: los chantajistas nunca reconocen sus errores, carecen de empatía, son muy permisivos con ellos mismos e intolerantes con los demás, sus demandas son imperativas, critican constantemente a todos y a todo, se muestran egocéntricos, y la mentira es uno de sus principales recursos.